Es difícil empezar este comunicado, la situación del
grupo Liberbank es tan kafkiana que poner orden en el conjunto de mezquindades,
maldades, traiciones y agresiones es una tarea desmoralizadora.
Si empezamos por la situación puramente empresarial, el
panorama es desolador. La fuga de clientes se está acelerando a marchas
forzadas. A principios de 2012 pensábamos que era imposible hacerlo peor, pero
lo han conseguido con creces. Mientras vemos que en las oficinas se están
cancelando cuentas sin parar y que el pasivo desciende día a día, a los
empleados nos imponen objetivos de seguros y tarjetas carentes de toda lógica.
Opinamos que la dirección de la empresa no cree en
Liberbank, y mucho menos en Banco CCM. Cada vez se extienden más los rumores de
operaciones corporativas a medio plazo. Pero su estrategia parece que pasa por
deshacerse previamente de gran parte de la red y, sobre todo, de la plantilla.
Pensamos que el actual ERTE se está llevando a cabo en fraude de ley por muchos
aspectos, y uno de ellos es el hecho de estar forzando la salida de los
empleados a través de agresiones salvajes a sus condiciones laborales más
básicas.
La clientela tradicional de las Cajas que componían Liberbank
está siendo despreciada sistemáticamente y nos está abandonando de forma
masiva. La participación de las antiguas Cajas en el grupo se empezará a diluir
hasta que sea residual sin que sus gestores hagan nada para impedirlo. La hoja
de ruta de Menéndez, aparte de trincar todo lo que pueda, es mantenerse en el
poder a toda costa, es alimentar su egoísmo enfermizo y, aunque de momento
necesita pactar apoyos, su meta es dejar de estar supeditado a los consejos de
administración de las Cajas origen y a los políticos que las gobiernan, sin que
éstos se quieran dar por enterados mientras les vayan cayendo suculentos
sueldos, y sin que les importe que se lleve a la ruina a la plantilla.
Se ha oído hasta la náusea la cantinela de que “las Cajas
no deben estar gobernadas por políticos”, pero ¿quién mejor que los representantes
del pueblo para gobernar entidades financieras públicas sin ánimo de lucro? El
problema no es que sean políticos, sino que sean corruptos y que los organismos
supervisores que deberían haber controlado, como el Banco de España y las
Consejerías de Economía de las Comunidades Autónomas, hayan estado gobernados
por calaña de igual ralea. El hecho de que instituciones que deberían ser
independientes como la CNMV, El Banco de España, Tribunales de Cuentas, etc.
estén infiltradas, cuando no copadas, por los gobiernos de turno, hace que la
democracia en España sea altamente deficitaria. Así se entiende cómo políticos
y banqueros pasan por los tribunales, cuando pasan, y se van de rositas
conservando sueldos y jubilaciones astronómicas.
Las antiguas cajas, que han desaparecido, o están a punto,
para convertirse en fundaciones, siguen controladas por el poder político, y se
sigue echando en falta políticos de talla que tomen decisiones para evitar que
un instrumento financiero que servía principalmente a las clases medias,
ahorradores y PYMES en cumplimiento de su fin social, termine en manos de
tiburones financieros sin escrúpulos para los que las clases medias somos carne
de cañón y cuyos intereses no tienen nada que ver con la sociedad a la que
deberían servir.
En el caso del grupo Liberbank es el PSOE y su sindicato
UGT (manda huevos) quienes pusieron y mantienen a Manuel Menéndez en la
presidencia, permitiéndole, no solamente desmantelar las Cajas origen, sino
aplicar las recetas económicas más ultraconservadoras y regresivas en materia
laboral, que se traducen en las conductas más antisociales con los trabajadores que se hayan aplicado en
todo el sector financiero. También es cómplice el PP, sobre todo en Castilla-
La Mancha, por su silencio, esté o no pagado.
Una parte de este entramado de complicidades y traiciones
está compuesta por los “sindicatos de clase”, adalides de la lucha obrera y
vanguardia de la clase trabajadora, solo hasta que les unten por medio de
subvenciones multimillonarias, sin control alguno, cuando no directamente
opacas.
Con esto entramos de lleno en la situación laboral en el
Grupo Liberbank. Los 5.500 empleados estamos atrapados entre el egocentrismo de
un presidente dedicado exclusivamente a la defensa de sus intereses y unos
sindicatos mayoritarios (de momento) acomodados a la voluntad de aquél a través
de la complicidad más rastrera, a cambio de no sabemos qué.
Las relaciones laborales en Liberbank son un compendio de
despropósitos que nos han llevado a interponer cientos de demandas individuales,
aparte de las colectivas. La desmotivación de la plantilla es absoluta por la
salvaje reducción salarial, la absurda reducción de jornada, que implica que
las oficinas se abran bajo mínimos de personal y de medidas de seguridad, y el
trato que nos vemos obligados a dispensar a los clientes. La presión y la
hostilidad de la empresa, ejercida por algunos directores de oficina, zona y
territorial, que no tienen guardaespaldas ni despachos blindados, está llevando
a decenas de compañeros a trastornos nerviosos y crisis de ansiedad que están
dando lugar a situaciones muy desagradables y que pueden convertirse en una
bomba de relojería. Manuel Menéndez es el primer responsable directo de las
situaciones límite a las que se está llevando a los empleados, pero también
tienen su parte, no pequeña, de responsabilidad toda la caterva de esbirros que
ejecutan sin pestañear las órdenes recibidas desde arriba. Ni al primero ni a
los demás les saldrá gratis.
Tenemos la sensación de estar manteniendo el chiringuito
para que no se desmorone de golpe mientras Menéndez lo va desguazando poco a
poco y, para esa tarea, los empleados somos un estorbo al que hay que machacar.
Además, ha conseguido los aliados perfectos para conseguir este objetivo:
CC.OO. y UGT. Tendríamos que saber qué “tinte” ha utilizado para que, lo que en
estos sindicatos debería haber sido rojo, se haya convertido al más intenso
amarillo. Y no es solo que callen ante las injusticias de que somos víctimas a
manos de Menéndez, sino que, además, le dan la razón de la manera más
vergonzosa y miserable.
La Sección Sindical de UGT en Liberbank, después de echar
a los delegados de Cantabria que, si no díscolos, al menos eran incómodos para
Menéndez, a través de varias gestoras ha conseguido un sindicato sumiso a la
empresa en una estrategia de suicidio colectivo, con los empleados de rehenes
hasta que haya nuevas elecciones.
Como antes pasó en UGT de Asturias, la vergüenza ha hecho
que los delegados que han sido laminados en Cantabria abandonen UGT y, sin
entrar a fondo ni valorar la opción tomada de integrarse en otro sindicato, pensamos
que han demostrado cierta coherencia.
La Sección Sindical de UGT en Banco CCM tiene mayoría entre
los delegados de UGT en el Grupo y se supone que esto les podría conferir
cierta autonomía e incluso poder de decisión sobre la Sección Sindical en
Liberbank, pero tras las últimas actuaciones se trasluce que aquí quien manda
es la FES estatal y aún estamos esperando que los que firmaron el acuerdo
infame dimitan de sus cargos ante la constatación de su incompetencia,
reconocida implícitamente por ellos mismos. Hasta que no lo hagan, les
consideraremos tan cómplices y traidores como los apesebrados de la Sección Sindical
de Liberbank.
Lo de CC.OO., aunque no es tan descarado como lo de UGT,
tiene la misma pinta. Lo único que tal vez les diferencie es que, como la
empresa ya contaba con el apoyo de UGT, es posible que el apoyo de CC.OO. a los
planes de Menéndez le haya costado más caro. Pero el resultado es el mismo:
traición y cara dura.
Los empleados nos preguntamos, si todo estaba tan claro y
la traición estaba consumada ¿qué narices ha pasado para que estemos todavía
con esta incertidumbre? Pues lo que ha pasado es que son inútiles hasta para “ser
un poco malos”, como se calificaba a sí mismo un firmante, delegado de UGT, la madrugada
del 24 al 25 de junio, recién firmada la traición. Nosotros le hemos calificado
bastante peor.
La empresa aceptó firmar el acuerdo porque no se reducía el importe que
nos birlaba a los empleados, ya que, redistribuyendo las reducciones del 50 %,
30% y resto, sumado al descuelgue del convenio, con las manos libres para
despedir (trasladar lo han llamado) a un buen número de compañeros a precio de
saldo, más el efecto dominó en los traslados a menos de 50 km, la empresa siguió
manteniendo el nivel de recorte inicial y consiguió otras medidas que antes no
había planteado. En cuanto al cambio de supresión por suspensión durante cuatro
años de los beneficios sociales, la empresa no ha puesto objeciones porque
sabe, igual que nosotros, que esta empresa no dura cuatro años con este
proyecto, este presidente y este equipo directivo.
Pero ocurre que lo que firmó el tripartito es ilegal.
Como ejemplo más claro diremos que el descuelgue de convenio según el Art. 82.3
del EE.TT. y la aceptación de traslados colectivos según el art. 40 del EE.TT.
no se puede llevar a cabo sin establecer un periodo de consultas enmarcado
dentro de un nuevo ERE. La consecuencia es que la empresa sigue aplicando lo
firmado el 25-06 porque le interesa más que lo anterior, y CC.OO. y UGT se
hacen los engañados.
Que ahora nos vengan diciendo que han presentado Conflicto
Colectivo contra la aplicación de su acuerdo, parece mentira, y lo es, pues la
empresa ha aplicado el acuerdo a rajatabla. Si no fuera porque es ilegal, nos
lo tendríamos que tragar durante toda su duración tal y como lo está aplicando.
Todos recordamos cómo promovieron asambleas informativas
para dar a conocer las bondades del “Acuerdo ante el SIMA” diciéndonos que era
blanco lo que se ha visto que es más negro que la pez. Más hubiera valido que
en vez de tratar de vendernos la burra una vez firmado, nos lo hubieran
consultado previamente a través de asambleas. De hecho, ante las noticias de que
han vuelto a las reuniones secretas, deberíamos exigírselo allá donde los
encontremos, enviándoles correos o por cualquier otro medio.
Por suerte, dado que la empresa ha aplicado lo pactado
en el acuerdo ilegal, el SEPE ha decidido aplicar los pagos de prestaciones
según lo estipulado en él, nuestra situación trabajo/desempleo queda regularizada
y cobraremos la prestación que nos corresponda, al menos hasta que se aclare
definitivamente nuestra situación.
¿Qué ocurrirá con los conflictos colectivos? La empresa
sabe que la impugnación, al menos del acuerdo del 25-06, es inevitable y lo
intenta solucionar mediante la vuelta a las reuniones furtivas con sus compinches.
Si entre ellos llegan a un nuevo acuerdo, convocarían un nuevo periodo de
consultas al que llamarían a todos los sindicatos, pero con todo pactado de
antemano, y como CC.OO. y UGT tienen mayoría en el grupo, el nuevo ERE sería
legal y posiblemente daría al traste, no solo con las demandas por Conflicto
Colectivo, sino también con la mayoría de las individuales.
¿Se atreverán CC.OO. y UGT a volver a firmar que nos
quiten hasta el 70% del sueldo?, ¿no les temblará la mano cuando sentencien a
cientos de compañeros al despido encubierto a través de traslados de una punta
a otra de España?, ¿podrán reparar el daño hecho cuando reconocieron
justificadas las causas alegadas por la empresa o tal vez verán una oportunidad
para encarecer el precio de una nueva traición?
Estas son las preguntas que nos hacemos, aunque algunas
respuestas nos las tememos.